Conoce la labor de los perros en prisión

17 septiembre, 2018 - Maria Aguirre

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Es de sobra conocido por todos los enormes beneficios que aporta un perro a un hogar a nivel afectivo, e incluso se conocen también muchas formas en las que distintas asociaciones utilizan esta capacidad de empatizar maravillosa de los perros con los seres humanos para ayudar a personas con distintos problemas. Uno de estos programas que no es tan conocido es el que utiliza terapias asistidas con canes y presos, personas privadas de libertad, gracias a la colaboración que existe entre la Dirección General de las Instituciones Penitenciarias y la Fundación Afinity.

Tal y como explica la propia fundación en sus comunicaciones corporativas, ya hace una década que se firmó el convenio que permitió poner en marcha esta genial iniciativa de la que se han beneficiado casi un millar de reclusos en hasta 14 cárceles distribuidas por todo el país. En estos años han participado también medio centenar de perros, que en los albores del proyecto fueron cachorros de Labrador y Golden Retriever a los que poco se sumaron perros de protectora acogidos por la fundación con un perfil adecuado para esta terapia.

La Fundación Afinity no gestiona directamente todo el proyecto, sino que aporta la tutela de los perros y todo lo referente a su alimentación y cuidado, pero es directamente cada centro penitenciario en particular el responsable del mismo, siempre bajo el paraguas de la Dirección General de las Instituciones Penitenciarias, el organismo oficial responsabilizado del Programa TACA (Terapia Asistida Con Animales), que es como se llama realmente la iniciativa.

La excelente labor que realizan estos animales en las prisiones está perfectamente detallada en la web oficial de Instituciones Penitenciarias, donde se  explican, entre otras cosas, que el programa está realizado por un equipo multidisciplinar en el que participan un psicólogo, especialistas en educación y funcionarios del interior entre otras especializadas. La terapia está diseñada especialmente para los presos que sufran un déficit emocional, con problemas de autoestima, adaptación y dificultades para controlar su conducta.

La relación con los perros, junto a la guía de los especialistas que participan en el proceso, les permite conseguir grandes avances en todos estos aspectos, algo que les puede resultar de gran valor tanto para su vida en prisión como a la hora de afrontar la reinserción en la sociedad.

Tanto en los casos en los que los propios internos asumen la responsabilidad por turnos del cuidado de los animales, siempre bajo supervisión directa evidentemente, como en los casos en los que simplemente son parte de programas terapéuticos dirigidos en los centros para ayudar a reducir el estrés y la ansiedad en los presos, los resultados han sido muy positivos a lo largo de estos 10 en los que este medio centenar de perros han desarrollado una heroica labor para ayudar a recuperar vidas más saludables a muchas personas que padecen serios problemas.

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