Las principales diferencias en la alimentación de gatos y perros
Tanto los perros como los gatos son dos de las mascotas preferidas de los amantes de los peluditos de cuatro patas, sin embargo, a la hora de convivir con ellos, sus diferencias quedan patentes casi en el primer momento. Ambos peluditos poseen caracteres y gustos distintos, pero también necesidades nutricionales diversas; porque aunque ambos lleven estilos de vida parecidos, no hay que olvidar que se trata de animales dispares.
Tanto si solo tienes uno de ellos, como si convives con ambos, es importante que diferencies lo que necesita cada uno para elegir su pienso con criterio y no recurrir a alimentos prohibidos. A continuación resumimos las mayores diferencias en sus dietas.
Componentes
La alimentación de los gatos, como buenos depredadores que son, se basa en el consumo de proteínas; mientras que los perros –omnívoros- pueden consumir también hidratos y cereales, de ahí que para un gato sea indispensable el pescado o la leche.
Las cantidades de agua también son diferentes, los gatos en general beben menos que los perros y por eso sus piensos suelen ser húmedos, para poner remedio a este déficit.
Por otro lado, el pienso para gatos contiene vitamina A y taurina, dos aminoácidos necesarios para el funcionamiento de sus músculos cardíaco, su visión y reproducción, que en el caso de los perros se produce de forma natural.
Hábitos
Los perros suelen ser más glotones que los gatos. Mientras los primeros se conforman con prácticamente cualquier cosa, los últimos son mucho más selectivos. Hay que vigilar que el perro no se coma la comida del gato ya que probablemente le guste, el problema principal de esto es que, además de no suplir sus necesidades nutricionales básicas, puede provocarle una indigestión.
Hay algunos alimentos para humanos que los perros pueden comer, sin embargo los gatos es mejor que se ciñan a su pienso. Otra diferencia que notaremos entre ambos es que los mininos juguetean mucho con la comida antes mientras que los canes la engullen casi sin pensar.
Por último, añadir que los gatos son más repetitivos que los perros en cuestión de paladar, por eso, si un pienso le gusta, no tiene problema en comerlo siempre, mientras que sus amigos peludos intentarán siempre innovar (y si puede ser con lo que su dueño tenga en el plato, mejor).
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